- Conflicto acentúa la idea de la relocalización que ya fue expuesta ante los trastornos provocados por la pandemia
La intensificación de la invasión rusa en Ucrania, llevó al Presidente Joe Biden a anunciar que EE.UU. prohibirá las importaciones de combustibles fósiles rusos, incluido el petróleo, “No seremos parte de la subvención de la guerra de Putin”, aseguró al dar a conocer la medida, la que será replicada en parte por el Reino Unido, ya que pese a que prohibió las importaciones de petróleo ruso, seguirá permitiendo las de gas natural y carbón procedentes del país euroasiático.
Se debe consignar que el petróleo ruso representó solo alrededor del 3% de todos los envíos de crudo que arribaron a EE.UU. el año pasado, si se incluyen otros productos petrolíferos, como el fueloil sin terminar- que puede utilizarse para producir gasolina y gasoil y que es usado como búnker- Rusia representó alrededor del 8% de sus importaciones de petróleo en 2021.
Europa, en comparación, no está en condiciones de implementar una acción similar ya que importa unos 4 millones de barriles diarios de crudo y productos refinados rusos, según datos de Eurostat. Rusia fue la fuente del 27% de las importaciones de crudo de Europa en 2019, según la Comisión Europea.
Sector asegurador
Mientras los analistas del sector tanquero evalúan el impacto inmediato de estas medidas en la flota petrolera, el sector asegurador marítimo ya ha tomado acciones para resguardar la navegación en el área del conflicto. El mercado londinense de seguros marítimo optó por ampliar la zona de aguas en torno al Mar Negro y el Mar de Azov que considera de alto riesgo a medida que se intensifica la invasión rusa de Ucrania y aumentan los peligros para la marina mercante.
El Comité Conjunto de Guerra (JWC) del sector de los seguros dijo en un aviso el 7 de marzo que la zona de alto riesgo se había ampliado a las aguas cercanas a Rumanía y Georgia, después de haber añadido inicialmente las aguas rusas y ucranianas del Mar Negro y el Mar de Azov el 15 de febrero.
Hasta el momento, al menos cinco buques mercantes han sido alcanzados por proyectiles desde el 24 de febrero, entre ellos uno naufragó y en otro murió un tripulante tras el impacto de un misil.
“Es evidente que el mercado de seguros está cada vez más preocupado por la región, especialmente en relación con el Mar Negro”, dijo a Bloomberg, Marcus Baker, de Marsh. “Cualquier modificación futura de estas zonas dependerá en gran medida de una mayor escalada de la actividad en la región”, anticipó.
Las primas de los seguros para los viajes en la región se han disparado desde la invasión rusa del 24 de febrero, una acción que Moscú califica de “operación especial”.
Muchas compañías navieras han suspendido sus zarpes a los puertos afectados y la agencia marítima de las Naciones Unidas convocará una reunión especial esta semana para debatir el empeoramiento de la situación.
Niels Rasmussen, analista jefe de transporte marítimo de BIMCO, afirmó que existe un mayor riesgo de interrupción de las exportaciones en el Mar Negro debido a la reticencia de las navieras a prestar servicio en la zona y al aumento de los costeo de los fletes. “Preocupa especialmente al suministro mundial la exportación de trigo y maíz, que se carga principalmente en la (región) del Mar Negro”, expuso.
Esta semana, el Instituto Kiel para la Economía Mundial afirma que Rusia ha sido muy perjudicado por las sanciones de EE.UU. y Europa, con una caída prevista del 11,8% en las exportaciones en febrero en comparación con el mes anterior, aunque también constata que casi todas las economías están experimentando ya una caída precipitada del comercio debido al conflicto. Por ejemplo, EE.UU. registró un descenso del 3,9% en sus envíos al extranjero, la Unión Europea una del 2,8% y Alemania una del 3,8%, según revela informe.
Además, el incremento de los precios mundiales del petróleo, el gas natural, los metales y los cereales, podría acelerarse aún más con las sanciones antes señaladas de parte de EE.UU. en materia energética contra Rusia.
Un punto en disputa
La cadena de suministro- ya asaltada por falta de espacios, de contenedores y atascos en los puertos, como consecuencia de los trastornos ocasionados por la pandemia- dio pie para plantear la relocalización de la producción con el fin de evitar posibles embates futuros de disrupciones y los extensos tramos de transporte. Al parecer, la guerra en Ucrania probablemente reforzará los planes de las empresas para “reducir su dependencia de las intrincadas cadenas de suministro mundiales”, según un informe publicado esta semana por Oxford Economics.
Este cambio llevará a las empresas a dar prioridad a la resiliencia del suministro frente a la entrega just in time, y algunas podrían convencerse finalmente de deslocalizar toda su estrategia logística. Sin embargo, esto tomaría años, mucha inversión y podría incluso hacer del mundo un lugar más pobre.
De hecho, el Banco Mundial plantea que una deslocalización de las cadenas de valor sería una muy mala idea, ya que podría llevar a otros 52 millones de personas a la pobreza extrema. Para los consumidores, el elevado precio del envío de bienes físicos a través del mundo acabará afectando a sus presupuestos y les obligará a replantearse si su demanda de bienes justifica el costo.
Así, un giro negativo en el sentimiento de los consumidores mermará aún más el crecimiento mundial y contribuirá a aumentar el riesgo de estanflación (detención de la actividad económica y aumento del costo de la vida) prolongada en las economías del mundo.
Los sucesos que determinen una futura relocalización de la producción a nivel mundial, aún están en desarrollo…
Redacción y Foto por el portal web Mundo Marítimo